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Le asignamos al cliente cada vez más poder. Es nuestra preocupación central. Creemos que la mayor importancia está en tener éxito en los “momentos de verdad” diarios: todos y cada contacto directo con los clientes, valorando cada operación que hacemos con ellos con una a atención personalizada. No hay nada mágico en mantenerse cerca de los clientes.

La consideración básica es: tiempo, esfuerzo, compromiso y seguimiento. Pensamos que nadie puede estar tan ocupado como para no atenderlos.
 

Nuestros conceptos
• El cliente es la persona más importante para nosotros, tanto si nos escribe, llama o visita. Sin él no existiríamos.
• El cliente no depende de nosotros…nosotros dependemos de él.
• El cliente nos hace el favor de servirlo.
• Nadie ganó nunca una discusión con un cliente.
• El cliente es un ser humano de carne y hueso.
Tenemos una obsesión por la cantidad de pedidos repetidos que recibimos.

Aprendemos de nuestros clientes.
Estamos atentos a la opinión de nuestros clientes, ya que los clientes silenciosos pueden constituir el grueso de nuestro negocio y sería un error ignorar sus necesidades.
Estamos abiertos hacia el exterior. Nuestra intensa atención a los clientes nos vuelve más sensibles a sus necesidades. Actuamos recíprocamente con ellos, permanecemos en contacto, nos adaptamos.
Nuestro secreto está en la intensidad de la orientación al cliente. Porque si no podemos entender a nuestros clientes, no entenderemos nada de nuestro negocio. No sólo buscamos la excelencia en la calidad y en la confiabilidad, sino en el arte de escuchar.

La línea conductora que une a los que compran es la unión de: calidad, servicio y confiabilidad inigualables de nuestros productos. Al responder a las expectativas de nuestros clientes nos aseguramos la retención y fidelidad.
 

La calidad es el resultado de los esfuerzos concertados e integrados de toda la organización.
Sabemos que la no calidad afecta entre el 15 y 40% de la facturación.
Cuidamos a nuestros clientes y les advertimos que si otras empresas sólo pueden vender sus productos regalándolos, no pueden ser muy buenos.

Medimos nuestros servicios mediante la satisfacción del cliente y la calidad total porque sabemos que es el mejor negocio para la empresa. Identificamos de manera sistemática las necesidades y deseos de nuestros clientes. Nos aseguramos de vender lo que el cliente quiere comprar.

Cumplir con las expectativas es nuestro compromiso integral e incluye: calidad en los productos, eficiencia, rapidez en las entregas, trámites ágiles y simples, atención post-venta, tecnología de avanzada, innovación y buen trato personal. El sentimiento de confianza se nutre del cumplimiento de nuestras promesas.
Nuestro objetivo es lograr la recompensa de que nos recomienden. Si el cliente cree que el servicio supuso una buena experiencia, eso es lo que dirá a los demás.
Nos podremos despreocupar de un cliente más que satisfecho, pero no de los decepcionados.
Que vuelva un cliente satisfecho casi no implica ningún costo sólo un quinto de lo que hay que gastar para conseguir uno nuevo. Un comprador conforme es un activo difusor de nuestra marca. Un cliente insatisfecho es uno de los problemas más caros que se pueden tener.